Los desafíos de las empresas familiares


Se ha dicho que la familia es la base de la sociedad, en términos de desarrollo personal, valórico, ético. A esto añadiría que también la base del desarrollo económico. En América Latina el 95% de las empresas, tienen origen familiar. Es solo mirar a su alrededor y verán que las empresas tienen apellidos o derivaciones que muestran su origen familiar. (En La Serena, Deca con la familia Rendic, Olivier con la familia del mismo apellido, Sercomp Ruiz, de la Familia Ruiz, o en el mundo Wal Mart – de la familia Walton).

Ahora, ¿Cómo prosperar una empresa familiar?, ¿Cómo incluir a las segundas generaciones en la empresa?, las empresas nombradas anteriormente tienen mucho que decir, y sin duda las mejores prácticas, ocurren en EEUU.
Sin duda participar en una empresa familiar es difícil, más si eres ajeno al apellido. Esto se sustenta principalmente por el hecho que no tienes la cultura familiar, no creciste con la familia por tanto no conoces la mística que traspasa al que hacer de la compañía. Además para efectos de promoción, existe algo de “nepotismo” siempre el candidato familiar tendrá la primera opción, el último punto ocurre donde no existe un alto nivel de profesionalización en la primera línea directiva.
Por ello el primer paso para que una empresa familiar trascienda, es separar el espectro familiar del comercial. Para eso se valida el hecho de constituir un “concejo familiar” donde todo el núcleo tenga opinión acerca de los pasos que dará la empresa, sin embargo su campo de acción llega hasta ahí, porque el consejo mandata a uno de los representantes del directorio para mostrar su parecer, para ello es necesario evitar confusiones en aspectos como: planificar/controlar, seguridad/miedo, disenso/conflicto.
Lo segundo es aprovechar al máximo el know-how del fundador, puede ser el menos calificado profesionalmente, pero en sus hombros descansan años de experiencia de negocio, es por definición un emprendedor social, que por necesidad e intuición logró montar un negocio que primero satisfacía las necesidades inmediatas de su familia, pero luego con el “feeling” comercial, logro madurar. Este tiene la misión de traspasar su pasión comercial a la sucesión y no caer es ostracismo de ideas, que puede llevar a la muerte el negocio familiar.
Por último, la profesionalización de la familia es clave y la contratación de personas ajenas, que tienen nuevas ideas y sin duda pueden llevar a la compañía a nuevos desarrollos. Deben incluir la meritocracia por sobre el lado emocional para la definiciones estratégicas del grupo. Si se quiere sobrevivir es necesario dejar lo emocional, y vivir al día de los números y nuevas tendencias.

La imagen es… ¿Nada?


la sed es todo… Que dicotomía más “dicotómica” diría tal vez el gran profesor Salomón, mentor de muchas cosas “arraun de wor”. Haciendo un enlace con el tema anterior, quiero referirme al concepto de imagen definida como “percepción que tienen las personas de una cosa“. No podemos argumentar bajo ninguna circunstancia que la imagen es nada, por que aún así, estás creando una imagen mental en los consumidores, y por lo mismo estás dando vida a un nicho de mercado orientado a aquellos que creen que la imagen no vale nada, pero a su vez se están identificando con el mensaje y proyectan una imagen cuyo discurso es “no importa como me vean”. En resumen, la imagen no puede ser nada. Toda acción es comunicación, por lo tanto siempre se estará configurando una imagen a partir de nuestras acciones.
Usted señor o usted señora, joven o “mayorcito”, si pretende comenzar una empresa o ya está embarcado en ese proyecto tiene que tener en cuenta este concepto de la imagen. Todas sus acciones dentro de su empresa, que afecten directamente a sus clientes, conllevan a construir imagenes o percepciones de quién es usted (empresa) y en qué segmento tiene espacio (Empresa responsable, irresponsable, mediocre, con proyección, etc), esto ayudará a que su organización sea sustentable en el tiempo. Voy a exponer el siguiente caso para ejemplificar el tema:
Hubo un tiempo en que coexistieron dos organizaciones que hacían el mismo trabajo, ambas con presencia en el pequeño mercado en el cual se movían. La economía chilena tuvo un auge tremendo que duró algunos años, la empresa “A” hizo fuertes inversiones en materiales e insumos, mientras que la empresa “B” se preocupó de sus procesos y calidad de trabajo, lo cual implicaba capacitar a sus trabajadores y organizar a través de protocolos laborales el accionar de cada departamento. Si bien, la empresa “A” comenzó a tener utilidades inmediata no pudo controlar el proceso de venta, lo que significó que a corto plazo fuese catalogada como una empresa mediocre, preocupada de la venta y no de sus clientes (Percepción=Imagen). Por su parte la empresa “B” comenzó a ser solicitada, ya que sus clientes comenzaron a recomendarla y se ganaron el prestigio del entorno en el cual competían, sus clientes agradecían la eficiencia, el correcto flujo de las ventas, el feedback entre organización y proveedor, etc. Esto significó la proyección de la organización, su rentabilidad y sustentabilidad en el tiempo. La organización se dedicó a posicionar un concepto de ellos (o varios, calidad, cumplimiento, capacidad, etc.) lo que a fin de cuentas se convirtió en la imagen o la percepción por parte de sus clientes. Esto es lo que se llama el “valor agregado” o la experiencia con la marca.
Así es que, ¿la imagen es nada?… por favor, no tratemos de engañar a las personas… “las cosas como son”.